
“Salón del Gusto”
Un homenaje a la excelencia, la cultura y los productores locales
El Salón del Gusto es una exposición única que reúne una cuidada selección de los mejores productos alimentarios y gastronómicos de Cataluña. Un escaparate de calidad, diversidad y excelencia que refleja la riqueza de nuestro territorio y el saber hacer de sus productores.
Su andadura comienza en formato digital, a través de las páginas de la revista Barrets Blans. Pero el gran objetivo de ACYRE Barcelona es que este proyecto cobre vida en la futura sede de la asociación, convirtiéndose en un espacio físico de referencia. La idea es clara: ofrecer a cocineros y reposteros la oportunidad de conocer de primera mano los productos, descubrir sus cualidades e inspirarse para sus creaciones. Además, los mismos productos estarán disponibles en las cocinas de la nueva sede, listos para ser utilizados en talleres, demostraciones y actividades formativas.

El Salón del Gusto quiere ser un puente entre productores y profesionales, un lugar donde tradición, innovación y pasión se encuentren al servicio de la gastronomía catalana.

Agricultores y productores locales: el alma del territorio
En cada pueblo, en cada comarca, hay familias y pequeñas empresas que trabajan la tierra y el mar con dedicación. Son guardianes de saberes ancestrales y a la vez impulsores de nuevas formas de producir con respeto al medio ambiente. Su labor artesanal y cuidada convierte cada alimento en un reflejo del paisaje, la cultura y la identidad catalana.
Productos emblemáticos con sello humano
• Aceite de oliva virgen extra: elaborado en molinos familiares que mantienen viva la tradición, con variedades locales que ofrecen aromas únicos y auténticos.
• Arroz del Delta del Ebro: fruto de pequeños agricultores que cultivan en un ecosistema singular, donde el esfuerzo humano convive con la riqueza natural del delta.
• Vinos del Penedès y Montsant: bodegas familiares que combinan tradición vitivinícola con innovación sostenible, dando vida a vinos con personalidad propia.
• Pescados de lonja: capturados por pescadores artesanales que garantizan frescura, trazabilidad y el respeto por los ciclos del mar.
• Carnes, frutas y verduras: explotaciones locales que producen en pequeña escala, asegurando calidad, frescura y un trato cercano.


Innovación y tradición: maquinaria y utensilios al servicio del gusto
La excelencia gastronómica no solo depende de los productos, sino también de las herramientas que permiten tratarlos con respeto y precisión. El Salón del Gusto dedica un espacio a la maquinaria y los utensilios de cocina, indispensables tanto en pequeños obradores artesanales como en cocinas profesionales. Emtre otros:
Hornos de última generación: diseñados para garantizar una cocción homogénea y precisa, respetando las cualidades de cada alimento y potenciando su sabor natural.
Abatidores de temperatura: herramientas clave para preservar la frescura y la seguridad de los alimentos, evitando la proliferación bacteriana y conservando texturas y propiedades organolépticas.
- Envasadoras al vacío: una tecnología que permite prolongar la vida útil de los productos sin perder calidad, facilitando además nuevas técnicas culinarias como la cocción a baja temperatura (sous-vide).
- Utensilios de precisión: cuchillos artesanales, baterías de cocina de alta calidad o pequeños instrumentos que hacen posible un trabajo más eficiente y respetuoso con la materia prima.
Estos recursos tecnológicos no sustituyen la labor artesanal, sino que la acompañan y la refuerzan. Gracias a ellos, los pequeños productores y cocineros pueden asegurar que el resultado final llegue al consumidor con la máxima calidad, frescura y seguridad.
Salud e higiene alimentaria: el pilar invisible de la calidad
La excelencia gastronómica no se entiende sin seguridad. Los pequeños productores locales, además de elaborar de forma artesanal y cuidada, aplican rigurosas prácticas de higiene alimentaria que garantizan la salubridad de cada producto. Desde el campo hasta la mesa, cada etapa está marcada por controles y cuidados que preservan la salud del consumidor, manteniendo intactas las propiedades nutricionales y organolépticas de los alimentos. Esta responsabilidad es parte de su compromiso con la comunidad: ofrecer productos que no solo emocionen al paladar, sino que también aporten confianza y bienestar.
El cuidado de los alimentos va acompañado de un firme compromiso con la higiene y la seguridad alimentaria. Los pequeños productores son los primeros interesados en preservar la calidad de lo que elaboran, porque en cada producto está su nombre, su reputación y su historia.
